jueves, 19 de abril de 2012

Carta de nuestro párroco con motivo de las próximas Fiestas de Moros, Cristianos y diablos en Honor a Ntra. Sra. de la CAbeza de Zújar 2012


MARÍA,  LA MADRE DE JESÚS, ES UNA MUJER POBRE, UNA MUJER DEL PUEBLO


Un año más llega el mes de Abril y con él, las Fiestas en honor de nuestra patrona la Virgen de la Cabeza. Ella es la que, una vez más, nos convoca y nos reúne. María, la Virgen de la Cabeza, antes que madre fue mujer. Una mujer que libremente asumió sus responsabilidades:

Ante Dios: dio su hijo a Dios después de cerciorarse bien sobre lo que se le pedía (Lc. 1,    34 – 38)

Ante la sociedad: arriesgándose a ser criticada (Mt. 1, 18)

Ante la historia: respondiendo a Dios en la misión más importante encomendada por Dios a una persona (Lc. 1, 31 – 33. 38)

María contó con su esposo, José, que la respetó (Mt. 1, 18 – 19), creyó y confió en Ella. Dios fue enteramente libre para acoger a la Madre de su Hijo. ¿A qué María, a qué mujer elige?

A UNA MUJER JUDÍA. María pertenece al pueblo judío, un pueblo pequeño y pobre, colonizado y ocupado militarmente por el Imperio Romano, María es de Nazaret, pero de “¿Nazaret puede salir algo bueno?” (Jn. 3, 46)

A UNA MUJER POBRE. La Madre de Dios es de un pueblo, Nazaret. Da a luz a su hijo en un establo y no tiene otra cuna para Él que un pesebre. (Lc. 2, 7 – 19)

PUES A ESA MARÍA Y NO A “OTRA” ESCOGIÓ DIOS.

Los hijos queremos lo mejor para nuestras madres. Y lo mejor que quiso Dios, lo mejor que quiso Jesucristo para su madre es que fuese una mujer humilde, sencilla y pobre, del pueblo, ¿por qué será?

María era consciente de ser una mujer pobre, del pueblo, y lo aceptó y dio gracias por eso y por ser la favorecida por Dios: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque se ha fijado en su humilde esclava” (Lc. 1, 46 – 49)
El buen hijo no se avergüenza de su madre.

Dios buscó a la madre de su hijo donde mejor podía estar, al alcance de todos, donde todos, pobres y ricos, podían fácilmente encontrarla.
Porque así es Dios: “YO, EL SEÑOR, QUE SOY EL PRIMERO, YO ESTOY CON LOS ÚLTIMOS” (Is. 41, 4)

El que quiera de verdad a María de Nazaret, no puede amargar la vida del pueblo, la vida del prójimo, sino que le tiene que querer y solidarizarse con él.

D. José Antonio Sánchez López, párroco de Zújar

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